¿POR QUÉ SURFEAMOS?

Pablo Zanocchi, uruguayo de 36 años, surfea desde los 13, padre de familia y editor de Surfline en español, se encarga de explicar por qué surfea y quizás acierte por qué surfeamos. Pasen y lean.
“Es imposible hablar de hechos concretos, científicamente medidos, cuando se habla del amor al surf. Surfear no es importante para el mundo, ni siquiera el surfing de Kelly Slater es importante para el mundo, no es importante para nadie. Importante es que los nenes tengan hambre, que no vayan a la escuela, y que los políticos se lleven toda la guita de arriba sin hacer un carajo por esos nenes que tienen hambre.

Tengo un conocido que está colgado con la naturaleza, me lo encontré hace un rato en un cumpleaños. Saca fotos o consigue fotos buenas de cosas lindas de la naturaleza, bellezas que a todos les gusta. Dice que las pone en Facebook y en Twitter, y en Instagram porque entre medio de todas las imbecilidades que denuncia la gente, él da un descanso.
Yo creo que el surfing es medio parecido.

Tengo 36 años y cuando hace más de 23 me paré en una tabla sentí el pecho lleno. Lleno de algo que no supe ni sé distinguir si era alegría, si era locura, si era amor… Fue lo suficientemente fuerte como para que al otro día estuviera de nuevo en el agua. Con mis viejos recién divorciados, mi madre viviendo con un banana que actuaba como padrastro y mi viejo conociendo algunas desgraciadas, en el agua encontraba mi lugar sagrado, mi espacio de alegría pura e infinita.

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Dediqué mi vida al agua y me fue bien y mal. Porque logré muchas cosas pero dejé de prestar atención a lo que más importa que son los políticos de cuarta, los ignorantes, los nenes que pasan hambre, los que van a la escuela pero tienen una maestra que no sirve para nada, etcétera.

El surf es solamente una actividad que a los que la hacemos nos gusta mucho. Nos gusta capaz que lo mismo que al que hace fobal.

Yo vuelvo al agua cada vez que puedo porque sé que sin importar qué diablos pase ahí adentro, cuando salga voy a ser un mejor Pablo que cuando entré. Y sueño y trabajo por vivir en un lugar que me permita vivir todos los días con olas, para poder volver al agua más seguido, bajar Mavs, Pipe grande y estar más cerca del mar.

No hay nada más lindo que estar en el agua, caliente y con tubos o helada y con olas sopladas y chiquitas. Nada, en ninguna de las dos situaciones me hace sentir felicidad más pura.
De todas formas creo que los surfistas no tenemos que convertirnos en jugadores de Play Station. Hay un mundo con gente de traje y corbata que controla lo que pasa en el agua. Y esa lucha no se defiende sentado en una tabla sino en la maldita capital, de cara a esos señores. No hay que distraerse, dedicarse a mirar la luna porque la vida pasa y aquellos señores se hacen una fiesta”.

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