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EL CAMINO DEL RIDER: UN DÍA SOÑADO

Historias reales de un mundo ficticio

 

Por Sebastián Chacón

Sonó el despertador un poco más temprano que lo habitual, Rama manoteó la mesa de luz y en su somnolienta torpeza desparramó el viejo reloj sobre un colchón de Surfer, Playboy y Hustler, material de consulta que acostumbraba a guardar con esmero, ¿para qué darle un disgusto a mamá? Un Solís Arrieta no podía estar ligado a los universos  de Flyn y Hefner, no sería bien visto. Bajó las escaleras sin hacer ruido alguno, ya en la cocina se preparó un desayuno contundente, café con leche en su tazón preferido, unas seis o siete tostadas untadas en manteca y Chimbote, había dos cosas que no podían faltar en la casa de Rama, la primera era el diario La Nación y la segunda el dulce de leche Chimbote, tan marplatense como él, único y envasado en origen.

Despuntaba diciembre y el Yacht esperaba por los mejores surfers de Argentina, para darle impulso a una nueva temporada, la municipalidad de General Pueyrredón había invertido fuerte en estructura, sonido y una metralla de folletería esparcida de manera quirúrgica en distintos puntos de La Feliz. El “Mar del Plata Surf Festival” era la gran atracción del antepenúltimo fin de semana  del año, mucha expectativa creada durante los meses previos, hasta en el colegio se había establecido una especie de PRODE, claro que sin empates, y en donde Nacho y Rama eran las cartas fuertes y dividían las preferencias de los muchachos. A toda esa expectativa se le sumaba la visita de Martin Potter, quien gracias a la expedición Cono Sur y a los encantos de una marplatense había vuelto a la ciudad para pasar las fiestas, curtir María López y surfear cada vez que el mar lo permitiese… Y sin querer, lograr la invitación de los organizadores para ser de la partida en el “Mar del Plata Surf Festival”.

Con la anticipación que caracteriza a los campeones, Rama tenía todo preparado de la noche anterior, la tabla enfundada, su wetsuit Dealer seco, pita y un par de parafinas Rompiente (hasta ahí su único apoyo de la industria), sin más, montó su bicicleta y empezó la pedaleada hasta la playa, al llegar y ver el mar se sintió confiado… esa derecha la conocía de memoria y la Renato que tenía le andaba a la perfección, por lo tanto era cuestión de salir a surfear como un poseído. Sabía que si lograba conectarse con lo mejor de su surfing, estaría por lo menos en cuartos de final.

Mar del Plata respiraba un aire muy especial, fin de año y aguinaldo constituían una dupla que hacía felices a los comerciantes, por unos pocos australes se conseguían en La Pianola  unas Ocean Pacific increíbles, esas que solía usar Rama para las noches en donde sabía que se podía cruzar a Sofía en alguna fiesta. Playa Grande no escapaba a ese espíritu festivo, Rick Astley con su “Never Gonna Give You Up” era la síntesis casi perfecta de ese espíritu, aunque Rama por aquel entonces se abstraía de esas músicas con “Appetite for Destruction”, nada mejor que Welcome to the Jungle antes de entrar a un heat.

Para las once estaba pactado el inicio de la competencia, los organizadores querían asegurarse una buena presencia de gente en la playa, cerca de las 10:30 el tipo a cargo del micrófono dio la bienvenida y el gran anuncio: – “Damas y caballeros sean todos ustedes bienvenidos al Mar del Plata Surf Festival, puntapié inicial para la temporada 87-88. Mar del Plata abraza al Surf como una imagen clave en la postal de la ciudad y pone en marcha esta gran fiesta. Los mejores surfistas de Mar del Plata saldrán a buscar el máximo trofeo en un espectáculo sin precedentes, y para redoblar la apuesta contamos con la presencia del surfista británico Martin Potter, quien competirá junto a nuestros muchachos…” –  Un estruendoso aplauso coronó las palabras del maestro de ceremonias, Beto Rafutti, un locutor en ascenso de la FM de moda, que de Surf sabía poco y nada, pero que no se podía quedar afuera de tamaño espectáculo.

Un escalofrío corrió por la espalda de Rama al oír el anuncio con la presencia de Potter en el cuadro, a lo que también se le sumaba la presencia de Sofía que había llegado con un grupo de amigas, en realidad estaba ahí por Nacho, el gran de rival de nuestro héroe, dentro y fuera del agua. No había marcha atrás, en la estructura se publicaron las baterías y para suerte de Rama, un virtual choque con Nacho podría darse en la final, no sin antes batir a Potter, quien era el gran favorito a pesar de llegar precedido de cuatro días de joda corrida, surf le sobraba y rivales como los marplatenses había apilado en cientos de competencias.

Nacho fue el primero en ir al agua, apoyado en su sólido backside pasó sin sobresaltos el primer filtro de la mañana, las olas de un metro fueron una verdadera invitación para pegarle unos buenos palazos a las 12 en punto. El transcurrir de la mañana fue desandando el camino que dejó clasificados y eliminados, Rama se apuntó en el lote de los primeros, como regular sentía que no podía errar el tiro, estaba demostrando en una de las catedrales del surf argento, ante su gente y en un evento verdaderamente importante que le podría garantizar una portada en La Capital. El primer heat fue un monólogo para el hijo de Susana y Leandro, con una combinación de 16.15 se hizo lugar en la segunda ronda, sus cutbacks parecían estar hechos con un compás Pizzini, la Renato 6’1’’ le volaba.

Potter destrozó literalmente cada una de las olas surfeadas, era una fija que se metería en la final e indefectiblemente se cruzaría en el camino de Rama… Y así fue, la primera semifinal presentó al talento local y al candidato a campeón del mundo en un mano a mano único e irrepetible. Rama sabía que iba de punto absoluto, las caras de la gente que se había agolpado en la escollera daban cuenta de una inminente paliza para el local. Regresiva inicial y comenzó el heat, Potter remó la primera del set y abrió el score con un 7.00, Rama esperó pacientemente su turno. La segunda de Potter fue mejor que la primera, los bordes de su tabla estuvieron súper afilados y un floater final le sirvió para anotar un 8.73, con 15.73 puntos era cuestión de esperar el bocinazo final y apuntar el nombre del británico criado en Sudáfrica en la última batería del día. A falta de cinco minutos, Rama tenía una ola mediocre de apenas tres puntos y monedas, de repente entra un set bien marcado, rema con decisión, deja pasar la primera y en la segunda se manda, dropea con autoridad, mete el borde y encara la pared de la ola, pone la Renato apuntando al cielo levantando una cortina líquida, baja a toda velocidad, se encarrila nuevamente y mete un estiloso cutback, empujado por los aplausos de la gente, mete un último palo que no llega a ser a las doce en punto. Los jueces demoran en dar la nota, hasta que el bueno de Rafutti anunció un 7.73 para el crédito local, Rama sintió que estaba cerca de escapar al papelón y dejar bien alto el nivel de los locales, sabía que no iba a ganarle a Pottz, pero al menos no quería dejársela tan fácil. La gente ya daba por sentado que Potter se iba derechito a la final.

Cuando faltaban diez segundos para la regresiva, un prometedor set se marca y perdido por perdido, Rama activa el mismo plan, encarar la segunda (y esto no lo hacía de manera caprichosa, lo había estudiado durante todo el día y así había logrado llegar a la semifinal)… Dropea y cae la regresiva, la ola vale. Es la última oportunidad, se encarrila y se la juega con un tímido tubo que le permite meterse y salir sequito, primeros aplausos y vivas de los marplatenses que lo daban por muerto. Sale y mete un cutback de colección, busca velocidad y la ola empieza a cerrar, sin mayores recursos encara con un floater descomunal, la ola se inflama y la mezcla de agua y arena le da mayor espectacularidad a la determinación de Rama, sabe que si lo baja pasará a la final… Afloja las rodillas y empieza el viaje, siente que debajo de su tabla pasan frustraciones y cada uno de los no de Sofía, sentía que estaba a un floater de ganar el reconocimiento que se le negaba… Así recorrió cerca de seis metros, la bajada fue épica, casi en cámara lenta empezó a caer el tail de su Renato, en el aire Rama equilibró el peso y aterriza sobre la espuma amarronada como un verdadero campeón… Rafutti no encontraba palabras para narrar la epopeya, la demora en la puntuación tensó la cuerda del relato, finalmente anunció un 9.00 y la clasificación de Rama a la final del Mar del Plata Surf Festival.

Nacho y Rama, Rama y Nacho la final soñada, nuestro héroe venía de derrotar a uno de los futuros campeones mundiales y no podía desaprovechar oportunidad de sentirse el muchacho de la película. Lycra roja para Nacho y lycra amarilla para Rama, la caminata por la arena hasta el mar fue una galería de aplausos y reconocimientos para los locales que se dividían las preferencias del público. Sofía y sus amigas, como era de esperar, estaban del lado de Nacho.

Las ola soñadas de Rama por Lole Mairal.

Cerca de las 5 de la tarde comenzó la última batería del día, la escollera explotaba de gente, los rivales remaron por el canal, el aliento de la gente representaba un combustible de alto octanaje, la tensión se sentía en el agua. Era un asunto de dientes apretados, a cara de perro. El primero en surfear fue Nacho, su bakcside seguía afilado a pesar del esfuerzo del día, arrancó con un 6.50 en su score. Rama le marcó la cancha de movida, con la misma estrategia se fue en su primera ola y logró un siete y monedas, lo suficiente para ubicarse primero. Con una férrea marcación sobre su oponente, Rama empezó a dar cuenta del cansancio, y a falta de ocho minutos, Nacho se le escapó y en una derecha de metro y medio metió tres palos bien verticales, consecutivos y encadenados con la plasticidad propia de un experimentado goofy que sabe surfear derechas e izquierdas sin limitaciones.  Para ese momento, la tranquilidad de Rama ya no era tal, no podía morder el polvo después de la antológica semifinal… Debía ponerle el punto final a esta historia. La nota de los jueces para la segunda ola de Nacho fue un 8.50, su score marcaba 15 puntos.

Rama sin salirse de su libreto se dispuso a esperar su ola, estrategia que funcionaba no se cambiaba, esa era una de sus máximas. El reloj corría y el mar no le mandaba ninguna señal, otra vez la nube gris se posaba sobre él, otra vez el fétido olor a la derrota llegaba a su nariz, sin embargo esa tarde contaba con la suerte del campeón. El último set de la final lo encontró bien ubicado, una distracción de su oponente fue suficiente para despegarse de la marca. Con las últimas energías que le quedaban encaró la remada, dropeó y atacó la primera sección de la ola, un verdadero paredón para destrozar, y no lo dudó, lo hizo con maestría, la gente en la escollera logra ver las quillas de Rama que viaja a toda velocidad en busca de justicia, baja la maniobra y se encamina para la segunda, el plan no sufre variaciones otro palazo bien vertical, a las doce en punto, levantando agua a baldes, con determinación de campeón, con eso que no se aprende, baja a toda velocidad. La gente aplaude y pide más. Rama se dispone a dar la estocada final, mientras se encarrila para la última maniobra escucha  una voz que le dice… – “Rama levantáte que llegás tarde a gimnasia”.

Aturdido por la llamada de su madre, Rama volvía a la realidad, una mañana más de un frío agosto marplatense esperaba por él. Atrás quedaba el triunfo ante Potter, la escollera llena de gente vivando su nombre, Sofía y sus amigas y la final encarnizada con Nacho. Con una mezcla de sensaciones, Rama se levantó, escondió las Playboy y Hustler, saludó a su mamá y encaró para el colegio. Después de todo, despertarse era el primer paso para cumplir los sueños.

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