Julián y Quino Azulay, en una expedición al territorio más remoto del planeta, donde el surf es apenas el principio
Por Sebastián Chacón
La vida de los Gauchos del Mar siempre tiene un próximo después y un sinfín de antes. En esa dinámica de viajes y películas, los hermanos Julián y Joaquín Azulay encontraron la forma de exponer realidades que van mucho más allá de un simple trip en busca de olas.
A quince años de su primera travesía, sintieron que había llegado el momento justo de navegar hacia la Antártida. Un destino donde la naturaleza ruge en silencio. Un punto cardinal que pertenece a toda la humanidad, y al que —afortunadamente— muy poca gente visita en busca de una selfie.
A punto de comenzar la gira de presentación en Argentina de Antártida, Dominio 1, conversamos con Julián y Quino sobre esta expedición por uno de los mares más inhóspitos del planeta. Un territorio que sufre la pesca concentrada de krill, alimento esencial para las especies marinas autóctonas.
¿Qué los impulsó a viajar hasta la Antártida para filmar esta nueva película?
¿Hubo un momento clave en el que sintieron que el proyecto Dominio 1 tenía que suceder?
Con cada proyecto de Gauchos del Mar siempre intentamos buscar, amplificar las fronteras del surf, encontrar nuevas olas y por eso queríamos ir a la Antártida. Eso desde un lado personal, pero a la vez encontramos una causa que era mayor y que tiene sentido para la humanidad, que es ayudar en la creación de un área marina protegida, que se llama específicamente Dominio 1 y creemos que fue un proceso natural de ir haciendo distintos proyectos en distintas partes del mundo para llegar a la Antártida y capaz era el momento preciso para hacerlo, no estábamos preparados y entendíamos cómo hacer una producción allá también. Fue todo un proceso de aprendizaje de 15 años casi llegar a la Antártida.
¿Cómo fue enfrentarse a un lugar tan extremo desde lo emocional y lo físico?
Más allá del frío, ¿qué les exigió como personas y como hermanos?
Sabíamos que ir a la Antártida iba a ser muy duro desde el lado emocional y físico, pero uno nunca se imagina la fuerza que tiene la naturaleza en un lugar como la Antártida, que sin dudas en nuestras expediciones fue el lugar que más fuerza natural vimos. Nos tocaron unas tormentas impresionantes con vientos de tal vez 80, 90 nudos en las ráfagas en donde la vimos bastante exigente a las situaciones fue muy extremo y para estar en esos lugares creo que uno siempre tiene que pensar en el peor escenario que es o que se encalle el barco o que todo salga mal o lo peor y eso es lo que te alinea como proyecto como persona, como hermanos como gaucho del mar y con el equipo el equipo que se armó para ir allá porque no cualquiera está dispuesto a hacer este tipo de expediciones e ir a filmar allá y la verdad que nunca tuvimos ni un sí ni un no, fue una convivencia increíble, un mes en un barco en la Antártida no hubieron discusiones, no hubieron peleas fue la verdad que una expedición donde se remarca lo humano ante todo, esa convivencia, ese entendimiento.
Lo que más exigen estas expediciones creo que es la paciencia y la empatía con el otro y tener un objetivo en común, porque sin eso no funciona. Tiene que haber además tolerancia y respeto claramente.
En sus películas siempre hay un mensaje que trasciende el surf. ¿Qué busca poner al descubierto Antártida: Dominio 1 más allá del derretimiento de los glaciares?
Con Gauchos del Mar siempre intentamos que el mensaje trascienda lo deportivo, lo surfístico. Nuestro objetivo personal, creo que lo contesté en la primera pregunta, es amplificar la frontera del surf y buscar nuevas olas desde ese lado, pero lo que tiene sentido más allá y para la humanidad pensamos que se puede ayudar a través de las películas, son los mensajes de fondo, y en este caso es el mensaje ambiental de ayudar a crear el área marina protegida en el Dominio 1, y la expedición remarca los desafíos que tiene el continente antártico frente al cambio climático, desde el derretimiento de glaciares, como el clima subantártico, que sería, por ejemplo, lo que pasaba en Península Mitre, se está empezando a replicar con musgos, plantas, pastos y hasta hongos, en las islas Shetland del Sur, que son parte del continente antártico. Entonces las películas van mucho más allá de la búsqueda de olas, que si bien es importante para nosotros, sentimos que lo otro es lo que da sentido a las expediciones.
Y también la película muestra el desafío que tiene la Antártida con respecto a la pesca concentrada del krill, que es lo que también se está intentando regular en el Dominio 1. El krill es un pequeño crustáceo que es la base de todo el ecosistema marino antártico, porque todos los animales, toda la fauna come krill o come algo que come krill.
¿Qué rol jugó el surf en esta expedición?
¿Fue un hilo conductor, un pretexto para explorar o una forma de conectar con ese entorno inhóspito?
Tal cual, la pregunta creo que tiene su propia respuesta. El surf en esta expedición es nuestra motivación personal, es el hilo conductor de seguir buscando olas, de explorar nuevas islas en esa búsqueda de la nueva frontera del surf, de la nueva ola perfecta, de intentar pegarnos un tubo en la Antártida. Ese pretexto de explorar, de seguir conectando con lo inhóspito, de encontrar una colonia de animales, de lobos marinos, de aves, de pingüinos, encontrar ballenas todo eso te lo da el surf y la exploración porque tal vez si estaríamos buscando esquiar nos llegaríamos a todos estos ecosistemas marinos, quiero decir, es a través del mar es a través de la ola y todo eso te da un montón de posibilidades nuevas de conocer el mundo y eso es lo que venimos haciendo con Gauchos del Mar hace ya 15 años. Es el surf el que nos permite sumarnos a causas nuevas en donde capaz con otros vehículos no llegamos.
¿Qué sensaciones tuvieron al surfear en un territorio prácticamente intacto, sin presencia humana?
La sensación de surfear nuevas olas en lugares tan lejanos como Antártida son experiencias muy fuertes para uno, que es lo que está buscando, pero más allá de que es algo muy personal, creo que no le importa a nadie más que a uno. Nosotros lo hacemos por nosotros en ese sentido y tengo la sensación de mucha realización. cuando lográs encontrar una ola, pegarte un tubo en la Antártida y pensar que uno pueda llegar con esa causa es lo que capaz nos termina de llenar. Eso es lo que hace que esa búsqueda de la ola tenga propósito.
¿Cómo manejaron la logística y los cuidados ambientales durante el rodaje en un lugar tan sensible como la Antártida?
Para ir a la Antártida hay que hacer un estudio de impacto ambiental que te lo hace un profesional en el tema. En nuestro caso nos lo hicieron dos biólogos y te enseñan bastante a minimizar riesgos y de nuestro lado intentamos no generar impacto si uno va caminando, mirar dónde pone el pie, no acercarse mucho a los animales, obviamente no contaminar. Es bastante lógico en ese sentido de lo que uno hace en cualquier otra parte del mundo cuando tiene conciencia. No hay nada distinto a lo que uno debe hacer en cualquier playa del mundo, en la Antártida, simplemente es no contaminar, ser cuidadoso con lo que hace y tratar de no dejar rastros atrás, ni obviamente ningún tipo de residuo.
¿Qué desafíos técnicos enfrentaron filmando en esas condiciones?
Desde el equipo de cámaras hasta la electricidad, ¿qué tuvieron que reinventar?
En esta expedición, quizás lo más difícil a nivel técnico fue el clima. Nos tocaron unas tormentas muy muy fuertes y muchas veces es sobrevivencia de verdad. No es chiste y cuando las papas realmente queman, estamos todos trabajando. Y en un momento a uno de los cámaras, a Miguelito, que era sudafricano, le dijimos (era el que menos entendía el castellano) que no suelte la cámara y en esos momentos el capitán es el que manda, igual le dijimos no sueltes la cámara y filma todo. Por eso tenemos algunos momentos filmados que si no no los tuviésemos. Muchas veces pasa eso, en los momentos más duros no se filma. Más allá de las tormentas y el clima adverso, no tuvimos grandes situaciones en contra. Teníamos electricidad en el barco así que por ese lado no era un problema, tampoco para cargar equipos como si nos pasó en Península Mitre o en algunos lugares de África.
Y el frío muchas veces también te condiciona. La verdad que el equipo profesional y humano fue increíble y todos con mucha fortaleza física y mental para superar el frío. Pero sí, el frío sin dudas puede ser un gran problema en este tipo de filmaciones. Sobre todo filmando dentro del agua y surfeando. Hay que ser consciente del frío y no llevarlo a momentos extremos en donde una hipotermia puede estar cerca y complicar a toda la expedición.
El concepto de “Dominio” en el título invita a la reflexión. ¿Qué significa para ustedes Dominio 1 en un planeta que pide límites a gritos?
Antes de planear la expedición a la Antártida no teníamos contemplado nada relacionado a lo que es un Dominio en el continente blanco. La Antártida fue repartida en nueve dominios para intentar hacer una red de áreas marinas protegidas en cada dominio. Y justo las islas Shetland del Sur y la península Antártica se consideran dentro de esta repartición de aguas que hace Camelar, que sería la gobernación de la Antártida está dentro de Dominio 1 y es lo que la película impulsa, que es mostrar lo que pasa allí y la necesidad que existe de crear esta área marina protegida que está siendo impulsada por Argentina y Chile siendo algo dentro de la historia de los dos países algo histórico.
En lo personal, Dominio 1 es un lugar que queremos proteger y es un lugar que pertenece a toda la humanidad, así que sería un gran ejemplo para todo lo que está pasando en el mundo sobre los límites, como haces en la pregunta.
¿Cómo surgió la posibilidad de sumar a Ricardo Darín en la narración?
A Ricardo Darín lo terminamos sumando por una coincidencia al estar de viaje. Justo nos habían invitado a pasar una versión preliminar de la película a CCRVMA (La Convención para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos Antárticos), que es la comisión que vela por los recursos vivos marinos antárticos, sería la gobernación del mar. Y estaba el embajador argentino que vive en Australia, y justo vino a ver la película porque estaba en el marco de las reuniones de CCRVMA, le encantó la película y preguntó qué le faltaba a la película para terminarla, le dijimos que estamos justo debatiendo, buscando un narrador sólido que le dé una buena voz a la película y él dijo que capaz podía acercarle la temática a Darín, y así se dio la conexión. Desde Australia volvimos y al mes, más o menos, estábamos grabando en el estudio de nuestro amigo Emiliano Monseguro con Ricardo, y bueno ayudándonos y enseñándonos un montón y compartimos un día espectacular la verdad.
Ricardo mostró su profesionalidad, humildad y ganas de colaborar desde que entró al estudio hasta que se fue. Un grande en todo sentido, muy humano y simple.
¿Qué tablas llevaron en esta expedición?
Para la expedición llevamos un longboard, una tabla corta, normal, convencional que usamos para prácticamente todos los días hasta olas de 3 metros, después un step up, 6-10 cada uno y después dos tablitas más estilo retro, más fish, para olitas más gordas y divertidas.
¿Qué esperan que el público sienta o piense al ver esta película?
Ojalá que la película acerque un tema que nos pertenece a todos como humanidad y que la gente se pueda involucrar un poco más con la Antártida y se sepa un poco más lo que pasa allá. Ojalá podamos cumplir el objetivo de la película y que la gente se pueda involucrar a firmar la petición y a sumar su granito de arena para que entre todos empujemos la creación de esta área marina protegida en el Dominio 1 que impulsa la película.
Después de haber filmado en tantos rincones del mundo, ¿qué representa la Antártida en el camino de los Gauchos del Mar?
¿Es un cierre, un nuevo inicio, una alerta?
Sin duda la expedición y la película en la Antártida va a ser algo en el camino de Gauchos del Mar que nos marcará mucho. Yo creo que sí, que va a haber un antes y un después como en cualquier expedición que hemos hecho. Pero en lo particular, en esta, si intentamos ayudar a crear un área marina protegida en un lugar que pertenece a todo el mundo, a todas las personas y a toda la humanidad, creo que además es un desafío muy grande. Y ojalá que la gente lo pueda apoyar y al final no es una causa de Gauchos del Mar, sino que la película que hace Gauchos del Mar impulsa una causa que existe mucho antes que nosotros y que nos pertenece a todos y es para también el bien común del mundo, es para las futuras generaciones, es para todo lo que viene para adelante, es para las especies que viven en Antártida. Bueno, es un sentido mucho más grande que simplemente una película, entonces ojalá que ella podamos ayudar a algo mucho mayor.
¿Dónde conseguir tus entradas?
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https://www.plateanet.com/obra/32348?obra=GAUCHOS-DEL-MAR—ANTARTIDA-DOMINIO-UNO&paso=inicio
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