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Por Jesús Lopo.
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Unas así surfeó Lopo. Foto: Hernán Ramos.

Qué lindo es dejarse crecer la barba. Escuchar a los Beatles. Escuchar Here comes the sun, la que escribió George Harrison.
Mirar un rato pa arriba y disfrutar de la vida.

¿Cada cuánto pasa eso? Yo no lo sé. A mí no me pasa muy seguido. De hecho, me pasa casi nunca. Mi esposa siempre tiene algo para decir, mi hijo precisa atención, se la merece porque es una bellezota sonriente, inocente agente ajeno a los problemas del mundo. 

No me di cuenta, pero, viejo amigo Sebastián, y queridos lectores, quienquiera que esté ahí, me pasó ayer. 

Mi hermana que está locaza chamo, quería ir con mi hijo a un cumpleaños de un año de otro chamaco. La llevé y a la vuelta me tiré al agua en olitas diminutas.
Pero diminutas, diminutas.

Estuve una hora, tomé 10 olas, dos de verdad. Dos fueron surfeadas, el resto fueron un flamenco. 
Salí del agua, miré para arriba y agradecí por estar vivo.

No estaba con contacto con el cosmo, no estaba drogado, estaba simplemente en el agua, como cuando Piqué está con Shakira dándole de bomba, disfrutando. Así man, haciendo a Milan, yo estaba surfiando esas olitas de mierda. GOZANDO, MAN, COMO CON SHAKIRA HACIENDO A MILAN. 

Goce.