Después de dejar una huella indeleble en la cultura de surf, Jack McCoy murió a los 76 años. Según informó su familia. partió rodeado de sus afectos después de batallar contra una enfermedad que prefirieron no especificar.

Los momentos más altos de la filmografia de McCoy comprende los siguientes títulos:  Storm Riders (1982), The Green Iguana, The Occumentary, Sabotaj, Blue Horizon, Free as a Dog, A Deeper Shade of Blue. Su obra es un legado artístico que perdurará en el tiempo, especialmente por su afición a contar historias por sobre todas las cosas.

Jamie Brisick, amigo personal de McCoy así lo despidó en su cuenta de Instagram:

“Jack McCoy me enseñó mucho. Sus primeras películas —Stormriders, Kong’s Island— me abrieron la puerta al mundo mágico del surf australiano. The Performers convirtió a los surfistas profesionales en íconos: Rabbit era como David Bowie, Richard Cram tenía el mejor cutback del negocio y Marvin Foster ya pigdoggeaba antes de que supiéramos lo que era pigdoggear.

Nos hicimos amigos en los ’90, mientras él editaba The Green Iguana en una casa alquilada en Palm Beach, cerca de donde yo vivía. Entre galletas de chocolate y muesli, me enseñó sobre ritmo, disolvencias, lapsos de tiempo, cómo preparar una escena y cómo cerrarla.

Años después, en el North Shore, derramé una copa entera de vino tinto sobre un sillón blanco en su casa frente al mar. Jack llamó a un amigo al instante: “¿Cómo se saca vino tinto de un sillón blanco?” Agua con gas y sal, aprendimos. Funcionó. Pero lo que más me marcó fue su calma, su humor y su forma de estar en el mundo.

En los 2000, cuando pasaba por Santa Mónica, se quedaba en casa con mi esposa y conmigo. Siempre llegaba con una sonrisa enorme y una botella de vino: “Nunca llegues con las manos vacías”, decía. Lavaba los platos, hacía la cama: “Estoy domesticado”, bromeaba. Y después, cuando mi esposa falleció de forma repentina y yo tocaba fondo, Jack me sostuvo por los hombros, me miró a los ojos y me dijo: “Tu trabajo ahora es vivir una vida extraordinaria.” Nunca voy a olvidar eso.

Hace poco lo visité en su casa en Avalon, al norte de Sídney. Al abrazarlo, se acomodó y dijo: “Corazón con corazón, hermano”, tocando nuestros pechos izquierdos. Hablamos de la historia del surf, me mostró fotos alucinantes del archivo de Val Valentine y me contó sobre su nuevo proyecto: Talk Story with Jack McCoy, una gira que mezcla relatos, clips de sus películas y fotografías de toda una vida en el agua y detrás de la cámara. Y pensé: Por supuesto. Toda su vida llevó a esto. Porque aunque el cine fue siempre su lenguaje, Jack es, por sobre todo, un contador de historias extraordinario.”