REFLEXIONES DE UN TIPO QUE CUMPLE 50

La historia de Martín Passeri podría contarse como una sucesión de comienzos. Cada etapa en su vida parece inaugurar una nueva versión de sí mismo, siempre en movimiento, siempre en búsqueda. Y sin embargo, al mirar hacia atrás, sigue estando ahí ese mismo pibe que, a principios de los 90, sin más capital que su pasión, rebeldía y un talento crudo, se animó a abrir una puerta que nadie había tocado: la del surf como profesión en la Argentina.

Después de más de tres décadas dedicadas al surf, Martín no sólo sigue compitiendo contra él mismo, también se reinventa. Hoy, en el día en que cumple 50 años, elige abrir nuevas puertas y seguir sumergiéndose en las preguntas que el mar y la vida proponen. 

En esta charla, recorremos los primeros días de su regreso definitivo a La Feliz, sus años como competidor, su rol de coach, su victoria más disfrutable, la actualidad de la industria del surf, la autoayuda y el autoengaño en el mundo del deporte, entre otras cosas.

Fotos: Archivo personal Martín Passeri

Entrevista: Sebastián Chacón

Presentado por 

¿Qué significado tiene el número cincuenta en la torta?

(Risas) Un significado enorme. Estos últimos dos meses me empezó a doler todo diferente y dije no quiero que sean los cincuenta. Y encima con cada uno que hablás te dice: Y boludo, tenés cincuenta.

Mi vieja el otro día me dijo: “Y es medio siglo”. Yo anteriormente veía a la gente de cincuenta como vieja y… Yo ahora también me veo viejo (risas). 

Me gusta pensar hoy en día que el sueño que siempre tuve, fue llegando a mis cincuenta disfrutando de mi plenitud física con mis hijos, poder hacer lo que me gusta con ellos. Siempre lo pensé, a los veintipico cuando tuvimos a Zoe y proyectaba la vida. Yo me acuerdo que mi viejo, antes de enfermarse, nos acompañaba a todas las actividades deportivas con mucha energía. Mi vieja también.

Y para mí ese es el gol máximo, ¿no?, que puedas meterte en una cancha con tu hijo y disfrutar. Yo me pongo a hacer Yoga o U Natural con Zoe y me divierto. Para mí es eso.

¿Qué tan parecido te ves al Martín Passeri de cincuenta que te imaginabas cuando tenías treinta?

Hace unos días un fotógrafo amigo de El Salvador me mandó una foto de hace veinte años, estaba con Maxi Siri y Agustín Bollini, y no me acuerdo a quién se la mostré y me dijo: ¡Boludo estás igual! ¡No, estás mejor!

Ni en pedo le contesté. Yo siento que es la mano del trapecista que no se quiere soltar, que no quiere envejecer. Pero en el buen sentido lo digo, en no darse por vencido en las convicciones y en la búsqueda, que es buscar la mejor manera de estar saludable, de estar enérgico, de ser feliz, de disfrutar de tu legado. Más grande o más chico, uno siempre tiene que dejar un legado. Todo lo que uno aprendió en un momento tiene que devolverlo. Es como devolver la semilla para que vuelva a germinar y vuelva a crecer y son ciclos que se van cumpliendo.

Igual, yo creo que superé mis expectativas.

¿Cómo se diferencia el optimismo de la realidad en el mundo del deporte, puntualmente a la hora de enfrentarse a un rival superior? Esto te lo pregunto puntualmente a vos como coach, en una época donde la autoayuda y el universo conspirador desde las redes sociales, confunde a tanta gente.

Es un preguntón, es un preguntón (risas) y encima es un preguntón que hoy puedo responder mucho mejor que ayer. El autoengaño, o en algunos casos autoayuda, a veces funciona pero no es sostenible.

El autoengaño es como reforzar a veces situaciones de confianza cuando en realidad no confías, pero tenés que agarrarte de alguna forma a eso. Si fueses 100% realista en la mayoría de las situaciones, muy posiblemente desistas antes. Si sos 100% optimista en la mayoría de las situaciones, posiblemente no puedas avanzar o te choques con la realidad. Entonces en el flow ese, de un lado y el otro del balance, yo creo que hay que tener las dos. Tenés que ser un poco negativo en el sentido de poder analizar negativamente las cosas para visualizar los riesgos y verse en la situación de si sale todo mal, cómo vamos a reaccionar.

Hay que ser realista para tratar de entender lo máximo de las situaciones y verte vos en ese contexto diciendo: Ok, no soy tan bueno como José, pero tengo esto con lo que puedo hacer fuerza y superar esta situación. En una situación contra otro o en una situación de la vida real. ¿no? 

Después, por otro lado, el optimismo puede funcionar muy bien cuando no me está saliendo, pero voy una vez más, pruebo una vez más porque puede salir. En esa cierta inconsciencia del optimismo tengo una chance extra de poder probar y de repente que salga, y ahí romper el esquema.

Entonces, volviendo a la pregunta, para mí no es ni una ni otra función. Obviamente, la autoayuda y ese tipo de cosas son peligrosas en un contexto no controlado y no bien direccionado, porque te pueden hacer creer una situación y en verdad te vas a chocar durísimo contra la pared. Para mí la mejor situación es vivir todo el tiempo la experiencia abierto a la experiencia. Y obviamente recabar la mayor información que puedas en el menor tiempo que puedas, para poder sin buscar resultado, sí buscar una mejora constante. Creo que es la situación que yo hoy te puedo decir ideal.

Si me hubieses preguntado esto hace diez años, seguramente mi respuesta hubiese sido otra, pero hoy lo veo así. Entonces, en torno a un atleta yo busco siempre el refuerzo de lo que sabe hacer bien, con la situación a la que se está enfrentando, con los riesgos que va a tener y obviamente sin ser pesimista y sin ese optimismo irreal, buscando el balance entre un lado y el otro.

¿Cuál fue la victoria que más disfrutaste?

Las de Thiago en el Sudamericano de Perú o la final de repechaje en el mundial. Ahí empecé a entender lo que es trabajar para que el otro logre algo. No porque solamente sea mi hijo, porque puedo describir un montón más, pero yo sé lo que se dedica Thiago a cosas y sé lo que él trabajó para vencerse a sí mismo en el Sudamericano que había perdido varias finales de la misma manera, y cuando logró ese resultado yo entendí que pudo reponerse encima de él mismo. Eso es algo que yo promuevo constantemente, y en la final del repechaje del mundial que lo llevó a la gran final, creo que fue un premio a su dedicación y por sobre todas las cosas a enfrentar sus miedos.

Creo que cuando uno aprende a ceder su protagonismo y se lo cede a cualquier otro, esa victoria es mucho más grande.

¿El heat que todavía te duele?

Tomas Hermes, en la final de ALAS acá en Honu. Creo que más allá de que Tomas estaba en un mejor nivel, no confié en que podía ganar. Esa falta de confianza es lo que más me reprocho. Esas son las cosas que más me duelen… Cuando perdés para vos sin darte la chance de que lo podías hacer.

¿En qué momento comenzó tu reinvención?

¡Sabés que es una característica propia! No me quedo con lo que aprendí, no me quedo con todo lo que sé hasta el momento, nunca me quedo con eso de hasta dónde llegué. Entonces, creo que es una cualidad se puede decir la reinvención, donde yo veo que las cosas no me gustan o no me estoy sintiendo feliz, cómodo o siento que no estoy haciendo lo que quiero, enseguida y buscando el eje en lo que me gusta o hace bien, no tengo ningún problema en cambiar.

¿Cómo fue ese proceso donde el buzo de coach empezó a tener más prioridad que la lycra de competidor?

Yo creo que cuando Juan Cruz (Ruggiero) y Franco (Radziunas) empezaron a tener un nivel con el que yo me sentía muy feliz de acompañar, y atrás vino Thiago y un grupo de enanos de esas cualidades, ahí empecé a entender que podría ser un buen entrenador y que era más importante ser mejor entrenador que seguir siendo competidor, sin dejar de competir… Hasta en la ronda del mate (risas).

¿Cuál fue la etapa más difícil de tu carrera?

Hubo dos momentos muy feos. Uno fue cuando falleció mi viejo. Ahí me sentí muy débil y quizás no haberlo demostrado, o no haberme abierto a esa sensación, me llevó mucho tiempo destrabarme. La otra fue cuando me quedé duro de la espalda y un médico de mucho renombre me dijo que no podía seguir haciendo deporte. Me dijo que la hernia que tenía era muy peligrosa y que podía terminar en una silla de ruedas. Me acuerdo que estuve algo de un mes y pico, casi dos, muy pero muy triste. No entendiendo cómo darle la vuelta, siempre buscando opciones, de ahí viene lo de la reinvención que decíamos. Justamente ahí no le encontraba la vuelta a eso y de repente se empezó a abrir la puerta… Empecé a moverme, me metí un día al agua y me cambió todo.

El día que me metí al agua, cuarenta días después de ese diagnóstico, me cambió todo. Fue como que sentí que podía, que no me dolía y no me limitó. Al día de hoy nunca más volví a tener ese dolor; siendo que la hernia sigue estando ahí. Pero me ayudó a entender mi cuerpo de manera diferente.

Esos momentos críticos son de mucho crecimiento y aprendizaje. A veces intentamos evitar esas situaciones y creo que es la mejor enseñanza que uno puede tener.

Es como con tu primer hijo o tu primera derrota. Uno como padre muchas veces no sabe dónde pararse al momento de querer evitarles la experiencia o dejar que vivan la experiencia… Yo creo que si no hay un riesgo físico o riesgo mental grave, yo creo que no hay mejor camino que vivir una experiencia.

¿Qué es lo que más valores en un atleta, el talento o la capacidad de trabajo?

Lejos, la capacidad de trabajo. No hay duda alguna que es la cualidad más importante que cualquier persona puede tener. Yo creo que el deporte es la expresión máxima de la vida misma, en todo sentido. Rendís exámenes todo el tiempo, no te podés esconder, te tenés que hacer cargo de tus fortalezas y debilidades, tenés que enfrentarte a tus frustraciones y esa es la única manera de progresar. Para mí el deporte todo el tiempo es como la vida real. Tanto recreativo como alto rendimiento competitivo, no lo podés hacer a medias, tenés que estar todo el tiempo consciente, presente y trabajar en vos. 

El talento, el talentoso o el que tiene facilidad para hacer las cosas, obviamente que siempre anima, si es una persona coordinada, que le salen las cosas fáciles, que aprende rápido, siempre te anima y te motiva para trabajar. Pero la capacidad de trabajo es algo que yo no lo negocio, para mí es la cualidad número uno de cualquier persona.

¿Qué extrañás de los primeros días en Mar del Plata?

El no crowd. Igual, la bahía en esta época me hace acordar a la Mar del Plata de esos días… El sudoeste suavecito, el fresco, dos personas en el agua. Eso es lo que más extraño de lo que era esa época… Agarraba la bicicleta y me iba a surfear, llegabas y había una olita pero el surfear era esa experiencia… Ir caminando a la playa, en patines, en skate o en bici, surfear y volver. Todo eso, quizás ese tiempo es lo que se extraña.

En aquellos años, donde el modelo social indicaba estudiar una carrera tradicional o conseguir un trabajo en un banco, en una compañía de seguros o entrar a trabajar al Estado, decirle a tus viejos que querías ser surfista profesional, era lo más parecido a un chiste. ¿Qué tan importante y necesaria fue la rebeldía en tus comienzos?

La rebeldía que mantengo hoy en día, fue lo que me abrió los ojos, la cabeza y la posibilidad de hacer algo diferente a lo que se promovía de alguna manera. De hecho yo fui en contra de mi ídolo máximo que era mi papá y fui en contra de él. Él fue el que me metió al agua, el que me motivó y en un momento me dice: “Loco tenés que laburar, no puede ser”. Y obviamente que en un momento fui a favor pero siempre discutiendo esa norma y buscándole la vuelta a la cosa.

Eso es algo donde me gusta pararme. Osea, vos podés decir que querés hacer las cosas diferentes, pero tenés que laburar el doble. No sé si el doble, pero tenés que estar dispuesto a enfrentarte a una gran mayoría de contras.

Una vuelta fui a Buenos Aires a ver a mi vieja, a mis hermanos y a unas reuniones con unas marcas, me acuerdo que estaba en pleno centro y no sé por qué carajo caminé para un lado, abrió el semáforo y toda la gente que venía caminando lo hacía en contra mío… Me acuerdo patente de ese día, me quedé riéndome solo y diciendo: ¡Claro esta es mi vida! Yo voy para allá y todos vienen para acá. 

En ese momento era mucho más difícil, hoy lo entiendo mucho más. Pero en ese momento era todo un desafío, era presentarle batalla a todo aquel que quería moverte de tu idea… No había papers que apoyaran mi teoría (risas).

¿Hoy por dónde crees que pasa la rebeldía de los chicos?

Creo que la rebeldía siempre está ahí, siempre tenemos un momento de la adolescencia que nos enfrentamos a lo que nos quieren imponer, pero los mecanismos están cada vez más aceitados para que te duerman… Y creo que por ahí pasa el tema.

Yo te lleno de estímulos externos en todo sentido, dispositivos, historias, etc, y creo que te duermo de alguna forma tu búsqueda intrínseca de ser uno mismo. La rebeldía creo que deber ser medio natural a todos, entro lo salvaje y súper doméstico que vivimos en este mundo, te venden o te instalan esta idea de ser vos mismo, ser diferente, pero si vos mismo te ponés a mirarlo desde arriba, te están metiendo en un mismo lugar y también te están diciendo cómo hacer las cosas. Hay que ser muy consciente de eso, y si querés ser diferente te tenés que rebelar el 80% del día. Desde la comida, desde la estética, desde la información… hay un montón de cosas y tenés que mirar mucho para adentro para poder mantener tu rebeldía sana y viva.

¿Cómo ves la actualidad de la industria del surf?

A veces me pregunto con el crecimiento que ha tenido el surf (si bien puedo tener una respuesta rápida), con lo que ha crecido el surf en cantidad de practicantes, en comunicación y difusión, en la inclusión en los Juegos Olímpicos y todo… ¿Por qué las marcas se quejan tanto?

¿De qué se quejan?

Se quejan de que el mercado no es el mismo, y no lo digo a nivel local solamente, lo digo a nivel global.

¿Pero venden mucho más que antes?

En teoría para ellos no. En teoría para ellos hay una crisis económica del mundo del deporte…. Y claro, los números dicen que venden más que antes, pero hay una queja generalizada de las marcas líderes. Lo que veo es una transición donde muchas marcas grandes vieron el mercado como algo interesante, se metieron, generaron un poco de desorden y las marcas Core propiamente dichas, no tuvieron las herramientas para responder. Entonces se terminaron metiendo a nivel corporativo en esa movida y todavía no saben dónde pararse… Si influencers, sí deportistas, etc. Si hoy podemos pensar que el surf creció un 300%, debe haber crecido el 1000% la cantidad de marcas.

La torta no creció lo suficiente para lo que crecieron los cortadores de torta.

¿Quiénes considerás que son los grandes excluidos en este asunto?

Para mí el deportista termina siendo el primer afectado. Veo que tenistas, golfistas, futbolistas ganan cada vez más dinero, tienen estándares de vida altísimos – no digo que sea el ideal – pero terminan ganando y generando cada vez más dinero, y al surf lo sigo viendo como revolcándose y no llega a eso.

Pero son deportes que se pueden ver en la tele, que se pueden programar, el surf todavía no.

Ese va a ser un limitante siempre. La estandarización y la televisación mandan. Por otro lado se lucha contra la estandarización, la competición mata a la esencia del deporte, o la competición como está propiamente diseñada hoy, entonces a los fanáticos no les gusta tanto lo que se está pasando.

¿Entonces al no entrar en la tele, el surf sigue siendo rebelde, en este caso sin proponérselo?

Claro, quiere entrar pero no puede. No lo logra porque en vivo el surf es un embole para el que no entiende.

Imaginemos que Dios, La Suerte y el Destino son tres seres que andan dando vueltas por ahí y tenés la oportunidad de cruzarte con algunos de ellos en la esquina de tu casa. ¿A cuál de los tres elegirías y qué le preguntarías?

Mierda… Es una respuesta que puede tener muchas respuestas si avanzamos o retrocedemos en el tiempo. Hoy yo te digo que elegiría a Dios. Primero porque creo que debería ser el que maneja todos los hilos y segundo la pregunta sería… ¿Existe otra vida?

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