MIENTRAS HAYA OLAS…

Se metió en el mundo de las tablas por necesidad. Hoy, con el diario del lunes, podríamos decir que ese universo lo estaba necesitando a él. Surgido de la cantera de Pepe “Birdband” Gil, supo aprender las lecciones de su maestro para abrirse paso y ganarse una excelente reputación como glasser.

Instalado en Oahu (Hawaii) desde hace 6 años, alterna trabajo, surfing y familia. Sparrow Surfboards y Bretboards, confían la plastificación (y demás artilugios) de sus naves a este marplatense que decidió emprender el camino a La Meca, totalmente convencido de una máxima que nunca dejará de funcionar en esta industria: Mientras haya olas, tablas siempre harán falta.

En el año del cumpleaños número 20 de Surfpress, empezamos nuestra búsqueda de historias con Cristian Cicciari, uno que se fue para extender los límites de Mar del Plata.

Feliz Año queridos lectores. Pasen y lean.

 

¿Cómo fue que te metiste en el mundo de las tablas?

Por necesidad de laburo, un día fui a Birdband a buscar una tabla, que en ese entonces me patrocinaba,  y me salió preguntarle al Pepe si necesitaba gente para trabajar. Era invierno y había poco trabajo, entonces me dijo que no. Le ofrecí ir un mes a aprender y después veíamos qué onda, aceptó y bueno, desde ese día laburé 12 años en Birdband Argentina.

Tuve un gran maestro y aproveché esa oportunidad.

La Birdband en un alto de la tarea.

¿Cuándo y dónde empezaste a surfear?

De muy chico vivíamos por la zona del Puerto y siempre íbamos a Playa Grande con mis parientes, tengo recuerdos de ver gente con tablas nadando lejos de la orilla y eso ya me generaba una sensación de que era un deporte distinto, arriesgado. Veía las olas desde la orilla y estos locos remando hacia el horizonte. Yo la flasheaba quizás pero hoy lo entiendo el porqué de esa sensación. Después empecé con el skate y bueno, una cosa fue llevando a la otra hasta que tuve acceso a mi primera tabla. Ya en ese entonces vivíamos en Santa Teresita, íbamos a la playa con mi hermana mayor  y sus amigos surfeaban. Un día fuimos a un cumple de uno de los pibes y tenía en la casa una tabla y se la pedí prestada. Y ahí empezó todo, tengo patente en la memoria del primer día y la primera ola y después del nacimiento de mi hija y algún que otro tubo, la mejor sensación de mi vida.

Cristian en Santa Teresita, 2002.

¿Cuál fue el primer taller que te abrió las puertas?

En Santa Teresita mi amigo Marcelo tenía un taller y yo lo veía de lejos que hacía quillas y arreglaba tablas, etc. Pero yo era pibe y quería surfar todo el día, no pensaba en trabajar de eso, hasta que entendí que había mejores olas en otros lados, o por lo menos las olas de donde vivía no saciaban mi hambre y eso me hizo pensar, a donde vaya voy a tener que trabajar, y a donde vaya que hay olas nadie quiere laburar, pero las tablas se rompen, y alguien las tiene que arreglar. Siempre fui muy bueno para matemáticas.

Recorrí 5 países y a 3 fui por lo menos 4 veces, siempre costeado con mi trabajo de las tablas.

 

¿Cuánto hace que estás viviendo en el North Shore y con qué shapers estás laburando?

Hace 6 años que me mude a Hawaii. Estoy trabajando para dos marcas: Sparrow Surfboards y Bretboards.

A mí me llega el foam shapeado y se va una tabla lista para surfar, hago todo el laburo: Quillas – glass – lija.

Trabajo con resinas polyester y epoxy , resin tint , y fibra de carbono . Hago todo tipos de tablas y materiales, desde foils para cuando no hay olas hasta gunes para Mavericks , Jaws o Nazaré.

Sparrow tiene varias máquinas y él brinda el servicio de pre shapeado, shapers como JC – Pat Rawson,  etc,  pre shepean las tablas ahí, también fue quien le hizo por varios años las tablas a Pyzel.

Y Bretboards hace muchas tablas para Pipeline, trabaja mucho con los locales y surfers que vienen a surfar al North Shore, hacemos muchas tablas y el 95 por ciento son para Pipe.

Naves para todos los gustos.

¿Cómo es un día tuyo?

Me despierto temprano y mientras preparo un café miro las cámaras y depende como estén las olas y el trabajo decido si laburo o surfeo primero. Soy muy responsable en mi trabajo y muchas veces por cumplir con pedidos sacrifico surfar. Luego ya vengo a casa y estoy con la familia.

¿Dónde fue la mejor sesión ahí en Hawaii?

Un día en Yards, derechas perfectas. De 6 a 8 pies, casi pasado para ese spot, agua aceite. Poca gente. Increíble.

Perfección desde adentro.

¿Hacia dónde considerás que está yendo el mundo de las tablas?

Creo que lo que más va cambiar son los materiales y las construcciones de la tabla. Aunque por funcionalidad el polyester sigue liderando, para condiciones pobres de olas el Epoxy gana la batalla hoy día.

Después, en cuanto a shapes. Para mí es como la música, ya se hizo, ahora con lo que hay se varía, se mezcla y se hacen cosas nuevas, pero es lo mismo combinado.

 

 ¿En qué se está convirtiendo el surfing profesional?

 Sigue siendo lo mismo, gente que le pagan para surfar, después que hacen con las competencias creo que eso afecta los intereses de algunos riders. Por ejemplo, el criterio del Pipe Masster cambió y el año 2022 lo ganó uno de los mejores freesurfers de ahi. Y se escuchaban comentarios, los cambios generan eso, no está bien o mal. Pero generan oportunidades para unos y malestares para otros.

Un dia muy normal en casa.

¿Qué músicas suenan habitualmente en tu taller?

Lo que más suena son “La banda del compresor”, “El router y sus mechas”, “La velocidad de la pulidora” y ¿Ya está lista mi tabla? Esos nunca faltan.

¿Cómo se portó El Niño ahí?

En septiembre entraron buenos swelles y ya se sentía que iba ser una buena temporada. No dejó de haber buenas olas, pero esto recién arrancó, hasta abríl sigue la constancia. Te contaré más adelante.

Además de las olas… ¿Qué le falta a Hawaii para parecerse a Mar del Plata?

Las Medialunas del Abuelo o un Manolo en el parking de Pipe (risas). Creo que son dos cosas muy distintas si bien se vibra el surfing de la misma manera en todos lados, en cuanto a lo que surfear genera en uno, sea donde sea eso no cambia, por cuestión de clima, geográfica y de constancia de olas creo que hace de Hawaii un lugar único, es una isla en el medio de océano para donde miras hay agua. Las energías son muy fuertes y la vibra también se nota, hay mucha buena onda y lo contrario también.

Una de las tantas caras de la felicidad.

Aloha significa hola pero también significa chau . Como lo vibre uno hace la diferencia. Yo nací en Mardel y para mí es la ciudad más hermosa del mundo, tiene todo.

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