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SOBRE LO QUE PERDIMOS

Por Sebastián Chacón

Fotos: Hernán Canty Ramos

La post pandemia comenzó. No sabemos si al momento de la aprobación de las vacunas o en el mismísimo momento en que incontables hordas de noveles surfistas decidieron volcarse hacia la playa, para mordisquear la nueva sensación.

El surfing grupal es la nueva gran cosa y al parecer llegó para quedarse. Mientras la figura del coordinador de viaje de egresados se enmohece mientas los micros siguen estacionados, nuevos personajes rejuvenecen la escena de una actividad que no para de ganar adeptos.

¿Dónde está el baño para cambiarse? ¿Tengo un 4/3 me puedo meter en invierno o tengo que ir a comprar un 5/4/3? Preguntas de ese estilo están reemplazando a cuestiones más elementales como la rotación del viento o el movimiento de las mareas. La libertad más absoluta que el surf siempre supo insinuar desde sus comienzos, perdió la pulseada en la era de los instructivos. Las estrategias de marketing no dejan de sorprender; algunas contemplan un fogón y el cómo ser un Beach Boy sin saber cantar.

De la búsqueda personal, individual, del ejercicio de observación en el lugar de los hechos, de tomar apuntes mentales al ver pasar a ese surfista que sabemos que tiene algo distinto en su surfing, de la introspección que lleva la búsqueda que comienza cada vez que nos enfundamos en el traje… De todo eso y mucho más estamos hablando.

De lo que perdimos en la nueva era, de eso estamos hablando.

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