INVISIBLES: LEANDRO BARSOCCHINI

Conversaciones con fotógrafos

Por Sebastián Chacón

En determinados lugares, ciertos acontecimientos y personajes son los encargados de mantener un delicado equilibrio. ¿Cómo saberlo? Pues muy fácil, siendo parte. Andando, interactuando, observando, conversando. Dejándose abrazar por ese indescriptible sentimiento que hace que uno elija vivir en determinado barrio de la ciudad.

Que el fondo esté muy bien arenado, es una caricia de la naturaleza para toda esa gente que decidió establecerse entre Punta Mogotes y El Faro; donde el mar se encarga de hilvanar esa geografía, puntualmente cuando las olas invitan a desenfundar la tabla. Quizás este sea el ejemplo más sólido que encuentra este servidor para respaldar el párrafo inicial.

De olas y gente se formó nuestra cultura. Y en ese ir y venir de mareas, modas, tablas, evoluciones, inicios, abandonos, regresos, partidas y nacimientos, hay figuras que resultan indispensables para confirmar que uno está parado donde realmente le indican el GPS y los carteles que libran la batalla contra el salitre.

Leandro Barsocchini es un personaje ineludible de esa fisonomía sureña. Fotógrafo, surfista, editor del extinto Surfing Informativo, hoy al frente de Surf Camp MDP, hábil conversador y guardián de las buenas formas dentro y fuera del agua. Con él charlamos bastante de todo eso que llamamos surf.

 

¿Cómo fue que llegaste a la fotografía?

La fotografía está en mi familia desde que tengo uso de razón. Mi padre fotógrafo, aficionado en los 70 y mi madre también apasionada por las fotos. En mi casa había un mueble donde estaba el equipo de fotografía de mi papá y a mí me llamaba mucho la atención, entonces él me regaló mi primer equipo cuando tenía 7 u 8 años. Era una cámara Olympus trip 35, un flash, un cable disparador y trípode. Luego en mi adolescencia, tuve una cámara automática, que llevaba a todos lados.

A los veinte, después de hacer algunos talleres, decidí estudiar fotografía profesional.

¿Dónde fueron tus primeras metidas a surfear y qué recuerdos tenés de esos años?

Las primeras metidas fueron el verano del 93, en las playas de La Perla, Estela Maris y Flecha.

Con los amigos del barrio, primero íbamos a pescar, veíamos a los surfistas y queríamos hacer lo mismo algún día. Con el barrenador de telgopor, empezamos a cortar la pared de las olas de la orilla. El problema era, que se quebraba todo el tiempo. Después pasamos a las tablas de bodyboard. Unos pocos años más tarde, comencé a probar las tablas de surf de mis amigos y en un viaje a Maresías, Brasil, pude comprar mi primera tabla.

En esa época era un deporte relativamente nuevo en Mar del Plata. La generación de nuestros viejos, todavía no lo entendían bien. Por suerte, en ese tiempo ya había revistas y programas a nivel local, generando que la comunidad entendiera un poco más de qué se trataba.

Fuimos  afortunados de poder haber vivido la experiencia de surfear con poca gente en el agua, nos conocíamos casi todos, éramos los mismos durante todo el año, en las playas de la ciudad.

Ir a surfear a la zona sur, era ir a estar solos casi todo el día. Íbamos de campamento a Serena, Chapadmalal, Redondo, Brusquitas, quedándonos hasta que se acabaran las olas. Era ir a estar solos casi todo el día.

¿Qué cosas consideras que le faltan a Mar del Plata como auténtica Capital Nacional del Surf?

Considero que en Mar del Plata es una ciudad que respira surf. Hoy en día la persona que va por nuestra costa y mira hacia el mar, muy probablemente vea un surfista, sin importar la época del año. Principalmente en las playas más céntricas.

Geográficamente Mar del Plata tiene todas las cualidades necesarias para ser la Capital Nacional del Surf.

Sería importante seguir trabajando en la cultura del Surf local, ya que la actividad, es un símbolo de la ciudad. Así como la calidad de sus olas, atrae a turistas de todas partes del país. Por eso es más que importante, generar un sistema de protección de olas, entendiendo el beneficio que le genera dicho recurso natural a toda la comunidad, a nivel cultural, turístico, económico y recreativo.

En cuestiones estructurales estaría bueno que el surfista, cuente con un sector público en las principales playas, para poder cambiarse, darse una ducha de agua dulce, dejar sus cosas y repararse de las inclemencias del clima, típicos de esta región.

Lógicamente, el surfista tendría que poder viajar en el autobús local, sin problemas con su tabla, para poder llegar de su casa a la playa y desde ahí poder recorrer toda la costa, en búsqueda de las mejores olas.

También sería importante, tener un museo público del surf nacional. Ubicado en un punto estratégico de la ciudad, para que el masivo turismo que nos visita, en búsqueda de vivir la experiencia de surfear, tenga la oportunidad de conocer la historia y cultura del surf local.

Seguramente se pueden hacer muchas cosas más, estas son solo algunas cosas básicas, que ya están hechas en otras capitales del surf, en Sudamérica.

¿Cómo definirías la cultura del surf local y qué cosas son las que lentamente se van apagando al haberse convertido en una moda?

En esta última década está un poco desequilibrada la cultura surf local, con el masivo crecimiento turístico de la actividad.

Unos años atrás, estaba más equilibrada la parte cultural. Habían varios programas de TV y YouTube. Así como también exposiciones de arte y cultura surf de tablas. Además de las clásicas revistas especializadas, que todavía, ocupaban un emblemático lugar de información.

Hoy en día , la carencia  de esta cultura, hace que la mayoría de las personas que comienzan a surfear, tenga poco acceso a información básica y valiosa: como por ejemplo, quiénes fueron los pioneros, dónde se empezó a surfear en Argentina, cómo era aprender a surfear antes de que existieran las escuelas de surf y muchos otros detalles importantes.

Con la moda, se va apagando esa mística de poder surfear un día de buenas olas tranquilos, con 4 o 5 personas, durante todo el día.

El impacto de  las cámaras, los reportes, las redes sociales y etc. multiplicó  la cantidad de surfistas en los spots.

A veces el frío del invierno y la evolución de los trajes de neopreno, ayudan a preservar la esencia del surf marplatense. Permitiendo disfrutar tranquilos del océano y las olas, a pesar de las bajas temperaturas.

¿Quiénes son los fotógrafos que más te llaman la atención?

Me gusta el estilo de fotógrafo que busca hacer una foto diferente a los cánones ya establecidos, imágenes donde el surfista, la ola y la naturaleza del lugar se conectan.

Hay grandes nombres, de clásicos fotógrafos de surf internacional, que admiró desde siempre como, Tim Mackenna, Ted Grambeau, Sebastián Rojas y muchos más…

Hoy en día, también hay muchos fotógrafos excelentes, que hacen imágenes increíbles y las podemos ver todo el tiempo en las redes sociales.

¿Sentís que las redes sociales mataron la urgencia de la curiosidad y la búsqueda personal?

Sí totalmente, antes un surfista veía una foto, una nota en una revista, de algún lugar que rompía esa ola, con determinadas características, y por esa sola imagen, era capaz de viajar miles de kilómetros, con su tabla y su mochila, en búsqueda de esa experiencia. Que lógicamente era sorprendente, porque en el camino y mismo en el lugar, se encontraba con muchas situaciones que inevitablemente lo llevaban a la búsqueda personal.

En la actualidad, la sobre información de las redes sociales, alteran ese proceso de descubrimiento y aventura.

¿Cómo surgió la idea del proyecto del Surf Camp MDP?

El proyecto del surfcamp comenzó un poco inconscientemente, hace muchísimo tiempo atrás, viajando entre Brasil y Perú, parando en diferentes lugares, que me fueron inspirando y dando ganas de tener un lugar, que cuente con lo indispensable, para que el surfista que visita nuestra ciudad, tenga todas las comodidades y facilidades, para encontrar las mejores olas. Por eso elegí el punto estratégico entre Waikiki y la Bahía del Faro, una zona privilegiada de nuestra ciudad, que todavía preserva esa mística de barrio playero, donde se puede encontrar excelentes olas, caminando unas pocas cuadras.

En el proceso de construcción y llevarlo adelante están Ivana, mi pareja, mi familia y amigos surfistas locales, que con la mejor de las energías, ayudaron a crear un lugar para recibir a surfistas de todo el país.

Sinceramente siento que es un privilegio y una gran satisfacción, haber podido transformar la energía de toda mi experiencia cómo surfista y fotógrafo, en realizar Surf Camp MDP y poder seguir transmitiendo la cultura surf marplatense, a las personas que nos eligen.

¿Qué sentís que viene a buscar la gente que quiere empezar a surfear?

Hay diferentes tipos de personas, está el que busca el contacto con la naturaleza y el océano, así como también disfrutar de la actividad. También está el surfista más avanzado, que busca evolucionar en su técnica, aprender a leer el mar y la dinámica de las olas.

Como te decía antes, hoy en día el turismo surf está siendo vendido con un formato de viaje de egresados. Cuando se sabe, como regla básica, que como no es recomendable ir a surfear en grandes grupos. Entonces eso contradice un poco la esencia y confunde a las personas, que realmente buscan un contacto real con el surf como deporte y estilo de vida.

¿Cómo fue el otoño y cómo se está portando el invierno en materia de olas?

El otoño fue muy bueno, un mayo frío  con olas constantes. El 30 de mayo  fue épico, funcionó El Torreón, La Maquinita y otros picos, con calidad internacional.

Junio con buen clima y la clásica calidad del surf en invierno.

Julio empezó con una seguidilla de olas polares, que helaron el agua, dejando buenos días de surfing, para los que estaban bien equipados y dispuestos a encarar la sensación térmica muy baja, como hacía años no se sentía. Las vacaciones de invierno estuvieron muy buenas, con buen clima y algunas olas para mantener el ritmo.

¿Qué significó Surfing Informativo para vos y qué aprendiste en todo ese proceso?

Surfing Informativo fue una etapa muy linda en mi carrera como fotógrafo, editor y diseñador. Donde pude aplicar mucho de lo aprendido, durante el tiempo que trabajé en Brasil, con editoras de revistas especializadas en surf.

Fue la oportunidad de hacer una revista gratuita en Argentina, en una época donde la información iba a otro ritmo. Además de la satisfacción de poder darle la oportunidad a surfistas y marcas locales, de aparecer en una revista.

Al ser gratuita tenía mucha llegada, a todo tipo de público, sin importar la clase social o económica.

En el proceso tuve la oportunidad de conocer a muchos surfistas, trabajar con la imagen de gran cantidad de marcas, ser dos veces fotógrafo oficial de mundial de surf WQS de la ASP, además de trabajar en muchos otros eventos, producciones, surf trips y muchos otros trabajos. En ese proceso aprendí sobre la importancia de dar la imagen correcta, que el estilo de vida surf requiere, en cada etapa de su evolución.

Muchas gracias Seba por la entrevista y por el gran aporte que haces con Surfpress a la cultura del surf argentino.

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